lunes, 26 de noviembre de 2012

Rolling Stones: una fiesta que dejó con la boca abierta



Los Stones vuelven a tocar en su casa: Inglaterra es su cuna. Aquí, en un O2 londinense repleto, hay fans de todas las generaciones. Y no es un show más, porque Bill Wyman, el bajista original, está nuevamente en escena, con su distinguido e inimitable sonido de bajo. Y también, Mick Taylor (el de los discos más sucios de los ‘70).
Para su regreso, el Arena 02 de Londres fue el lugar elegido. Un predio de unas 20.000 personas que será testigo del inicio de este tour 50 & Counting . El escenario es pequeño, al menos comparado al de sus otras giras. La simple escenografía exhibe la lengua en dorado y una única pasarela en semicírculo que es acompañada por otras dos a cada lado. Afortunadamente, no hay parafernalia lumínica ni fuegos artificiales o bombas de estruendo. Son ellos y su rock marca Rolling Stones.
Antes del momento esperado, hay mensajes desde la pantalla de los personajes más diversos: desde Iggy Pop, Angus Young o Elton John hasta Pete Townsend, Nick Cave o Johnny Depp.
Al salir la banda, a las 20:30 hs, el centro se convierte en una enorme pantalla. Se apagan las luces, un grupo de percusión, con caretas de gorilas (la imagen deGRRR...su nuevo disco), irrumpe entre el público con la intro de Sympathy For The Devil . Acto seguido, aparecen los Stones. Charlie Watts tiene remera blanca; Jagger, traje gris, con corbata plateada, pantalón negro y sombrero gris; Ron Wood está de negro, y Keith Richards, con campera verde, pantalón negro, vincha roja y pañoleta plateada.
Arrancan con I Wanna Be Your Man , tema de Lennon-McCartney como una suerte de homenaje al rock británico todo. Los cuatro Stones son acompañados por Darryl Jones al bajo y Chuck Leavell en teclados. En un perfecto túnel del tiempo, le siguen Get Off Of My Cloud e It’s All Over Now , que son acompañados por imágenes en blanco y negro desde la pantalla.
Paint It Black , con Jagger absolutamente de negro, es la canción que sigue. Los ingleses no son muy demostrativos, pero disfrutan el show a su manera, entre cervezas y nachos. Los coristas, Bernard Fowler y Lisa Fischer, se suman en el escenario paraGimme Shelter , que es por otro lado el puntapié inicial para la lista de invitados, ya que Mary J. Blige se suma a la voz de Mick en los estribillos del clasico de Let It Bleed,mientras Keith se luce en el solo con su infaltable Telecaster color madera.
La primera pausa llega a través de Wild Horses (Tim Ries en teclados), pero tras el descanso, vuelven a subir decibeles con All Down The Line , al que se suma el eterno saxofonista Stone Bobby Keys. Es uno de los highlights del concierto, que es apoyado con un merecido tributo en pantalla mediante imágenes de sus maestros bluseros (Muddy Waters, Chuck Berry, Etta James, B.B. King, Elvis Presley y otros).
Jeff Beck es el segundo invitado de honor, quien se suma al festejo con un duelo de guitarras en el tema I’m Going Down . El sonido de guitarra de Beck estremece al estadio; Keith y Ronnie lo siguen, demostrando que no son mejores, pero juntos en un entretejido de violas son los mejores.
Keith prende su primero de tres cigarrillos en toda la noche, Ronnie en cambio parece haber cambiado de hábitos y no fuma.
Out Of Control es el tema que escogen para que Mick se luzca por primera vez con su armónica. Keith brilla, ahora con chaleco negro, desde su Gibson.
Es el momento de los temas nuevos, así que pegan las dos flamantes incorporaciones al catálogo Stone: One More Shot y Doom And Gloom .
Bill Wyman es invitado a sumarse al banquete en una frenética versión del clásico It’s Only Rock’n Roll y de la contagiosa Honky Tonk Women , que es secundada por dibujos que muestran a una bomba morocha trepando al Empire State, en una parodia aKing Kong , que termina con el gorila -motivo de tapa del último disco-, estrellándose en su avioneta entre los pechos de la señorita. Wyman agradece tímido los aplausos del público, muy escudado en su bajo de cuatro cuerdas.
Tiempo de presentaciones: es el turno de las dos canciones infaltables de Keith, que llegan con Before They Make Me Run y Happy , con Ronnie en steel guitar . A su término, viene el momento blusero de la velada, cuando Mick Taylor es invitado a escena para una infernal versión de Midnight Rambler . Taylor muestra sus habilidades al por mayor en un duelo apasionante entre su guitarra y la armónica de Jagger, quien termina bailando en forma endemoniada, participando al público del festín.
De pronto, Londres se impregna de Club 54 con los primeros compases de Miss You . El estadio se convierte en una enorme discoteca neoyorquina y Darryl Jones demuestra por qué toca con los Stones desde el ‘94. La masa se conmueve con el riff inoxidable de Start Me Up , que abre la puerta a la catarata de súper hits. El propio Big Ben parece acelerarse con Tumbling Dice , Brown Sugar y Sympathy For The Devil .
La primera fecha de los 50 años comienza a bajar la persiana, aunque, por supuesto, faltan los bises. Y la banda regresa, pero no precisamente sola: dos grupos integrados por una docena de coristas ponen la voz a la introduccion de You Can’t Always Get What You Want : otro de los momentos fuertes del show, que, acto seguido, conduce a Jagger -ahora con boina negra y una acústica- y a Keith, al centro de la escena.
Se apagan las luces una vez más, y se encienden lucecitas y corazones para el último tema. La despedida es con el imbatible riff de Jumpin’ Jack Flash que dispara Keith desde sus cinco cuerdas. Vemos a los músicos por ultima vez en la noche por la pasarela, para regocijo de todos.
Son ellos: los Stones nuevamente se apoderan de la escena rock del Universo todo. Si bien todos los fans esperábamos un disco nuevo -y no tan sólo dos temas nuevos en otro compilado de grandes éxitos (y van...)-, la banda está en forma, y el 2013 va a deparar una gira mundial, quizás no maratónica como las anteriores, pero sí gira al fin. Y un nuevo trabajo de estudio... Quizás. (Fuente: Clarín)

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